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Prensa / Premsa / Press / Presse 1997

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El Periódico

El festival reta al cielo

Sol y baile en el segundo día del Doctor Music

JACINTO ANTÓN , Escalarre

El festival ha lanzado el guante al cielo. Y ante el reto, el cielo, de momento, se ha encogido. «Llueve, cabrón», gritaba ayer émulo de Tamerlán, un fan de Rage Against The Machine. La música y el entusiasmo triunfaron finalmente sobre la lluvia y la incomodidad de la primera jornada, y ayer las nubes dejaron paso al sol. Un sol que pegaba de lo lindo. La gente ya está bien seca y disfruta, y disfruta. Y baila, y baila. Brillan los anillos en los ombligos con un reflejo lúbrico de plata y han vuelto el desparrame en la hierba y las gafas oscuras.

Ya está, todos secos. El rastafari que se había instalado sobre un cajero automático de La Caixa para no mojarse agita ahora sus rizos, feliz entre una nube de ganja. Cuando ayer por la mañana salió el sol comenzó a brotar vapor en la húmeda zona de acampada. Paseando entre las tiendas uno podía sentirse como Enrique V al amanecer de San Crispín o el general Lee la madrugada de Gettysburg. Aunque, diablos, ni los Irregulares de la caballería rebelde de Kansas llevarían bragas como las que se secaban en el mástil de aquella tienda azul.

En otra lona se abrió una cremallera. Una mano temblorosa y peluda surgió de la oscuridad. «No llueve, tíos», anunció. El campamento se desperezaba lentamente. Mucha resaca. La gente no sabía qué ponerse y así se vieron bikinis y anoraks camino de los lavabos. De una tienda brotó un poderoso fan del trash vestido igual que la noche anterior, cuando se desplomó en la zanja del fondo del escenario principal arrastrando con él a este reenviado especial a La Vaca. Lucía una bolsa de basura embutida en la cabeza y fijada con cinta aislante y otras dos enrolladas alrededor del ancho torso.

En otro orden de cosas, se suministran condones en muchos puntos. Incluso suecos. Condones suecos. Se ve que están bien, pero la lectura del prospecto adjunto influye a la baja en la libido: «Condiloma, aparición de excrecencias normalmente supurantes...». Parece el parte de la autopsia de los marcianos de Roswell. Afortunadamente, aquí se te pasa rápidamente el asco.

La organización informó en la tarde de ayer de que no se han producido incidentes de importancia. El parte médico recoge sólo casos leves. Lo más grave es una joven de administración que se pilló un dedo con una puerta, percance, hay que convenir, insólito en un valle pirenaico. Neo Sala, el responsable de todo esto, explicó que se han vendido ya 24.000 abonos y animó a la gente a seguir subiendo, pues la capacidad del recinto está cifrada en 32.000 personas. Para el organizador, que la gente haya venido pese a la lluvia significa que el Doctor Music es un evento «al margen del tiempo».

«Son jóvenes y sanos», afirman en la farmacia del pueblo de Esterri d'Àneu. Se ve que el remojón del jueves no ha causado víctimas. Poca salida han tenido los medicamentos contra el resfriado. Tampoco está funcionando mucho el mercado del insecticida, pero en la farmacia no descartan que con el sol se anime la mosquitada. Lo que está revelándose como un negocio imprevisto es la venta de impermeables. Los han puesto en el escaparate de muchos comercios de Esterri y algunos hasta los han agotado, como en La Verd'Àneu. «Espero un camión de canguros para esta tarde», aporta una dependienta.
 

Apoteosis colectiva

LUIS HIDALGO , Escalarre

La primera gran actuación del Doctor Music Festival fue la que se llevó el gato al agua. El grupo norteamericano Rage Against The Machine logró meterse en el bolsillo a toda la multitud que pese a la lluvia intermitente se agolpó frente al escenario central. Según la organización, eran unos 18.000, muchos de los cuales no pararon de botar durante la hora en la que el cuarteto desparramó su música en escena.

Desde luego, pocos lugares se antojan tan idóneos para la apoteosis del crossover como las campas del valle d'Àneu. La mezcla estilística de los RATM, una macedonia de rock, rap, hip-hop y hardcore, se manifiesta en escena como algo físico, tal que un ejercicio gimnástico de máximo desgaste. Así, viendo a Zach de la Rocha y los suyos bailar en el escenario acompañados desde abajo por miles de seguidores, se alcanzaba a entender lo que es una apoteosis colectiva.

Pero no fue ésa la única sensación de la primera noche. Antes de RATM el circo marciano de Jim Rose puso los pelos de punta a más de uno. ¿Menú?: Luchadoras celulíticas de sumo, tragasables, faquires, un contorsionista que colaba su cuerpo en una raqueta de tenis descordada, un tipo que colgaba dos planchas de su miembro y una batería de coche de su lengua, un tatuado que se introducía un preservativo por la nariz para sacarlo por la boca y viceversa... Casi tan físico como RATM, pero mezclando una parada de monstruos con el sadismo más salvaje.

Menos brutales pero más socarronas fueron las gracias chistosas de Mojinos Escozíos, el grupo que abrió ayer la programación del festival. Su humor de trazo grueso y sus versiones estropajosas hicieron las delicias de varios miles de madrugadores. Quien por cierto no catará humedad pirenaica alguna es Ziggy Marley, a quien una huelga aérea obligó a cancelar su actuación, igual que Reef. En el capítulo de desavenencias hay que consignar que Gun se separa y, por tanto, no actuará en el Doctor Music Festival, así como tampoco Entombed.

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