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Doctor Music se debate entre el éxito artístico y su incierta viabilidad Escalarre (Lérida). Daniel Martínez La tercera edición del Doctor Music Festival, que se celebra este fin de semana en la localidad pirenaica de Escalarre, está resultando un éxito artístico. Ayer pasaron por sus escenarios estrellas del calibre de Garbage, Pulp, Beastie Boys, Slayer o Portishead ante el delirio del público. Sin embargo, un año más los organizadores se mostraron preocupados por el futuro del Festival al comprobar que la venta de entrada podría no cubrir la expectativa anunciada de más de 28.000 abonos. Neo Sala, responsable de la promotora que organiza el Festival, apareció ayer ante la prensa algo más calmado que el jueves, cuando volvió a hacer públicas sus dudas sobre la viabilidad económica del Festival al comprobar que el ritmo de venta de los abonos no era el esperado. Sala aseguró que no se ha planteado acabar con el Festival, «pero seguramente en futuras ediciones habrá que pensar en hacerlo de otro modo: reducir el número de días y el espacio, o cambiar la orientación del Festival. De todas maneras –añadió Sala– habrá que esperar al domingo para ver si finalmente hemos podido superar los 28.000 asistentes del año pasado». Oficialmente, el Doctor Music Festival abrió sus puertas el jueves por la tarde, y por la noche ya se pudo disfrutar de las primeras actuaciones. Ese día, 11.500 personas acamparon ya en el recinto y, según la organización, se llevaban vendidas más de 20.000 entradas, «y de momento hoy [por el viernes] se siguen vendido a buen ritmo». Pero el Doctor Music no quiere seguir siendo un buen festival que pierde dinero, así que, este año, a todos los asistentes se le reparte una encuesta donde se les pide consejos, opiniones y, sobre todo, que hagan saber qué artistas querrían ver en un futuro. Se trata de hacer un festival a la carta donde Doctor Music se limitaría a extender la receta ya consensuada por los pacientes-asistentes dentro de la simple lógica oferta-demanda. La distribución en el interior del recinto que acoge el Festival ha variado un año más. Esta vez, sin embargo, los cambios han sido tan notorios (han cambiado equipos técnicos, ampliado espacios, redistribuido escenarios) que «a nivel de estructura interna –según Neo Sala– es como si fuera el primer año; hemos cambiado los muebles a la casa». Dylan tiene frío Ayer viernes –auténtico día fuerte del Festival– se vio un auténtico «tour de force» en el que entre las seis de la tarde y las dos de la madrugada debían actuar los norteamericanos Beastie Boys, Slayer y Garbage, y los británicos Pulp y Portishead (que sustituyeron en el escenario grande al grupo The Verve, que cayó a última hora del cartel). Problemas técnicos hicieron que la actuación de Garbage comenzará con más de una hora de retraso, trastocando algunos horarios. Como curiosidad, hay que anotar que Bob Dylan, que actúa hoy a las seis de la tarde, ha pedido a la organización que coloque calentadores por todo el escenario porque teme pasar frío. «Se los pondremos sólo para que vea que los hemos traído, porque aquí a las seis de la tarde cae fuego», apuntó divertido Sala. Fue un momento de distensión que precedió a una polémica entre la organización y algunos fotógrafos acreditados, que se quejaron por haber tenido que firmar un contrato por el cual debían ceder los derechos de imagen de algunas fotografías si éstas eran demandas por la organización, que argumentó al respecto que quería evitar «que se utilice el material como merchandising». Los llegados al Festival el jueves, ya pudieron contemplar esa noche las actuaciones de Undrop (famosos por haber convertido una de sus canciones en un exitoso «jingle» publicitario)y los Mojinos Escozíos, el divertido grupo, mitad sevillano, mitad barcelonés, que ofreció casi dos horas de rock cazurro-escatológico tremendamente divertido.
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