SINEAD O'CONNOR. Lloró como nadie las penas que, muchos años antes, el mismo Prince había escrito en su "Nothing compares 2U". Su cabeza calva y su lengua larga --a veces demasiado-- la convirtieron en una especie de Juana de Arco del pop y el rock. Y como tal fue quemada públicamente en aquel famoso concierto de homenaje a Dylan. Con la excepción de Kris Kristofferson, nadie la apoyó cuando más lo necesitó. Entonces dijo que se retiraba, y ha cumplido durante los últimos años. Con un hijo de más y un poco menos de fama, ahora quiere recuperar su lugar al sol del rock ANNI DIFRANCO. Su fama la precede. Los mismos chicos de Doctor Music la definen como de "tormenta rockera". Mientras no descargue agua todo irá bien, tan bien como cuando agarra su acústica y la llena de vida, dicen, o se mete en harina eléctrica o puro síncope rap. La (re)pera, por decir algo campestre, como el mismo festival pirenaico SIMPLE MINDS. Un ejemplo de la dificultad de evolucionar. Los primeros 80 fueron suyos, pero luego les han acusado de ser su mejor caricatura EXTREMODURO. Sin palabras, como un vendaval. Y eso, aunque nos envíen desde la portada de sus discos a lugares poco recomendables. Son payasos, sí, pero intensos: lo que quieren ser LA BUENA VIDA. Sencillez del pop hasta sus últimas consecuencias: realismo poético de lo cotidiano en forma de baladas sencillas cantadas desde los buenos sentimientos |